Español – Conclusiones, Hasta mañana
A lo largo de estos días intensos en el Tonalestate, donde es posible enfrentar los problemas en profundidad y tranquilidad, como ha notado de inmediato el Rabino Levi, hemos escuchado que el hecho de ser hijos es lo que más nos define como seres humanos.
¡Ser hijos! Nos dice que somos recibidos, que gratuitamente estamos en la existencia, que también el otro es gratuito, es don, porque no es una invención mía. El otro no es y jamás puede ser una posesión desechable que “se usa y se tira”.
¡Ser hijos! Nos dice que alguien nos quiso y que ese alguien nos quiere transmitir una herencia, nos quiere entregar, gratuitamente, gratuitamente, un terreno sobre el cual podamos construir el futuro.
¡Ser hijos! Nos dice que somos destinados a ser padres y madres, con la tarea de generar otros seres humanos no sólo a la vida, sino al verdadero sentido de la vida.
¡Ser hijos! Nos dice que somos hermanos y que como hermanos tenemos que acercarnos y tratarnos unos a otros. Hermanos que no imitan a Caín y Abel, porque hemos tomado conciencia de que la violencia es el verdadero gran enemigo de aquél que la emplea. La violencia, ha recordado el profesor Tojeira, silencia toda pregunta.
¡Ser hijos! Nos dice que necesitamos de una compañía en la cual podamos reconocer la presencia del Padre y en la cual podamos escuchar su voz que renueva la existencia. La voz de Giovanni, como ha recordado Warshawski, que supo pasar de la generación de los padres a la de los hijos.
¡Ser hijos! Gratuitamente han recibido, gratuitamente den.
Nos despedimos, pues, con un compromiso común: en Hebron, en Nazaret, en Okinawa, en El Salvador, en Jerusalén, en Honduras, en México, en Paris, en Calais, Bradford, Tiberine, en Argel, en Italia, en Guatemala den y demos la compañía que hemos recibido.
Hasta mañana
Maria Paola Azzali