Camus, Weil, Wresinski. La función del lenguaje
El camino que conduce al Passo del Tonale, es ahora más corto gracias a los nuevos túneles que cruzan la Val Camonica, uno de los sitios donde se hallan las pinturas rupestres, que nos marcan el origen figurativo y simbólico de la historia de la humanidad; del mismo modo el padre jesuita Marc Leclerc nos ha llevado en un recorrido tras las huellas del siglo que nos precedió.
De la mano de la obra de Albert Camus, Simone Weil y el padre Joseph Wresinski, nos preguntamos sobre el lenguaje que brinde sentido al hombre; de este modo, el padre Leclerc nos ha descrito el dilema de quienes siendo testigos y portadores de un mensaje, están imposibilitados a hacer llegar este mensaje a quienes estaría dirigido desde su origen.
Si las poéticas más sensatas hablan sempre de la voz de la tribu, en la exposición del padre Leclerc hemos visto como los casos de Camus y Weil esta voz no encontró el camino de regreso, como un hijo pródigo que perdiera la orientación luego de percatarse de la necesidad de volver para sobrevivir perdida en un desierto angustiante; angustia que caracterizó el siglo anterior.
Pero la historia nos devuelve un plan distinto o más amplio en la experiencia del padre Joseph Wresinski y la posibilidad de dar voz a esa tribu, volviendo a la imagen, que necesita de esta voz para contribuir al desarrollo de aquella tribu más evolvente que es la humanidad.
Con el inicio del movimiento ATD Cuarto Mundo, el padre Wresinski dio no sólo voz a quienes, marginados de la civilización, eran casi inexistentes, a través de la Universidad Popular donde participan los más pobres con sus opiniones y sus puntos de vista que nacen de su experiencia; con esta Universidad Popular donde se da voz a todos, donde se tiene por vez primera la posibilidad de ser escuchado y escuchar al otro acerca de temas necesarios, nunca teóricos o abstractos, brinda la oportunidad de dar vida a argumentos que frecuentemente nuestra sociedad deja de lado para dar paso a discursos vagos que entienden sólo los expertos.
El modelo de la Universidad Popular busca romper también la idea de que la educación es un llenar la cabeza de conocimiento, a favor de la idea de ayudar a sacar lo que habita el corazón del hombre.