Un hombre identificado con su tarea
La profesora Angela Volpe nos ha hablado de la figura de Charles de Foucauld, durante el segundo día de actividades del Tonalestate. La profesora Volpe nos hizo un relato de la vida de este hombre caracterizada por una necesidad de totalidad, evidente en los abismos de su vida antes de ingresar en la Trapa en 1896, y luego en su deseo de vivir en fraternidad de manera concreta entre el pueblo tuareg, en medio de la inmensidad del desierto.
Su vida y dedicación sin pretensión de cambiar al pueblo con el que decide vivir, es la contraparte del feroz colonialismo: en lugar de imponer, Charles de Foucauld decidió compartir; compartir hasta el fondo, aprendiendo la lengua tuareg, “la llave del corazón de cada pueblo” y estando presente para cualquier necesidad, sin huir, al grado de morir a manos de un joven tuareg en 1916, luego del estallido de la 1ra. Guerra Mundial.
Todavía hoy, muchos se sienten llamados a trasladarse y hacer obras entre las comunidades “menos favorecidas” o “más necesitadas”. Pero ¿cuánto no hay de fuga o búsqueda de tranquilizar la conciencia en estas nuevas excursiones todo pagado – incluyendo el boleto de avión de regreso? Vivir en el lugar con todas las precariedades que implica, sin pensar de volver o de cambiar a los demás es una tarea del todo ajena a nuestras sociedades: cualquier idea o aproximación hacia el otro lleva dentro una pretensión de liberarnos de su carga.
Por ello, la persona de Charles de Foucauld se presenta actual por su propuesta de vida: vivir el servicio a los demás como una tarea y una necesidad, algo sin lo cual la propia vida no tiene ningún sentido.
Escándalo para nuestra época de confort, únicamente hombres de este género, de esta “raza”, son los que avivan la esperanza de que no todo está perdido y que en lo profundo del ser humano yace un deseo de dedicación a una tarea de justicia, verdad y libertad al servicio de los demás.
Y como la profesora Volpe, citando al propio Foucauld, menciona, la “santidad” es lo que hace posible tal entrega. Para nosotros, hombres de ambigüedad y desconfianza, podemos decir que el padre de Foucauld fue un hombre identificado con su tarea, él era su propio mensaje.