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TONALESTATE 2012: One Way, vidas dedicadas

7 Luglio 2012 Nessun Commento

En el corazón del “Passo del Tonale”, en los Alpes italianos, también este año llega la experiencia de la breve vacación, aquella de la “Compañia”, a la cual participan personas provenientes de varias partes del mundo y durante la cual lo que mayormente maravilla es propio el encuentro humano entre estudiantes, universitarios, jóvenes, profesionales, familias, voluntarios, responsables de asociaciones, población local y cualquiera que se una.
Un valor de tal “Compañía”, que se reúne a lo largo de esta vacación de verano en la montaña, consiste en el poner en medio una experiencia cultural, ideal y operativa: las jornadas de Tonalestate (nombre que nace de la fusión entre el lugar y la época en la que se desarrolla dicho evento) son dedicadas al encuentro con personalidades profundamente comprometidas con su contexto social, cultural, religioso y político; es un laboratorio operativo donde se ponen preguntas y se buscan respuestas que abran a otras preguntas, en una forma no manipulada por la mentalidad dominante, sin todavía aspirar a respuestas simplemente  definitivas y sin pretender cerrar un discurso.
Este año el tema sobre el cual se dialogará en el Tonalestate es: One Way, vidas dedicadas.
Y, para ilustrar el tema, empezamos por el título y el subtítulo.
“One Way” (“único camino” y, también, “único sentido”) se rehace a una historia que ha marcado la vida de muchas personas: es el nombre de un movimiento que, nacido en Italia en los años sesenta, luego se ha difundido en Europa, en Asia y en América Latina. Su valor de fondo es contribuir a la construcción de un mundo más justo y pacífico; y es posible, sobretodo, moviéndose sin clichés, uniformidad o imitaciones que impidan la valorización de cada persona, de cada grupo, de cada intento auténticamente dirigido al servicio de los hombres y de su camino sobre la tierra.
“Vidas dedicadas” es su subtítulo, muy provocativo, si pensamos en nuestro tiempo, donde cada uno es inducido constantemente a pensar sólo en si mismo. Son muchas las formas en las cuales uno puede dedicar la propia vida: una esposa que cuida por años a su marido enfermo; quien decide dejar casa, madre y padre, hijos y cónyuge, para asumir y compartir las injusticias, las pobrezas y las miserias de aquellos que encuentra; quien se dedica al trabajo o al estudio cotidiano con paciencia, precisión y sin ansia de lucro; quien está dispuesto a arriesgar la propia vida y la propia seguridad por la verdad y la justicia.
Tonalestate desea entrar en lo concreto de esta dedicación. “¿A quién y a qué cosa, tú, en primera persona, has dedicado y dedicas la vida?”: èsta será la pregunta, sencilla e inevitable, que será dirigida a las personalidades que participarán en el Tonalestate  de este año.
La frase que acompaña el afiche de Tonalestate, Platón la pone en la boca de su maestro, en la Apología de Sócrates, y nos es propuesta en la bella traducción de Manara Valgimigli: “Una vida que no haga de estas búsquedas no es digna de ser vivida”. Donde el término “estas”, si queremos, limita el concepto de “búsqueda”: no se trata, de hecho, de una búsqueda cualquiera, sino de una búsqueda sobre  “a quién y a qué cosa y por qué” dedicar la vida.
Sócrates, hombre de preguntas (a diferencia de su alumno Platón, que fue hombre de respuestas), fue definido por  Pizia “el más sabio del mundo”, un oráculo que Sócrates no aceptará con los ojos cerrados. Descubrirá, después de innumerables diálogos con políticos, poetas y artistas, que el oráculo tenía razón. Y vivió, entonces, amando la sabiduría (porque sabe de no saber) y examinándose a si mismo y a los demás para llegar a la verdad y a esto dedicó la vida, que estuvo llena, libre de cualquier manipulación, pero que lo hizo de él, tan capaz de amar, un ciudadano considerado peligroso a los ojos del poder de su tiempo.
Sabemos que acontece también hoy la misma cosa: si no es la muerte física la que decretamos al sabio, no tenemos excitación en el decretar la muerte en vida, por la indiferencia con la que es tratado, la calumnia con la que es callado, el sutíl pero grave  malentendido en cual es enjaulado, la miseria en la que lo deja, muchas veces, sin medios, herido y abandonado.
Y además de este hombre, Sócrates, que está a la base de la cultura de occidente, un sabio tan poco imitado por los contemporáneos intelectuales, Tonalestate nos presenta otra imagen, aquella de don Quijote, el personaje creado por Miguel de Cervantes Saavedra, en una obra fundamental para la cultura europea, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra extraordinaria, hoy lastimosamente fuera de moda y tan contraria a aquella idea de auto superación personal tan inculcada, en todos, por la tv, por los libros y por los periódicos. Un Don Quijote (aquí representado por Honoré Daumier en un pequeñísimo diseño, fechado alrededor del 1850, y ahora expuesto en el Metropolitan Museum de New York) que será siempre más trágicamente agobiado por su inocente capacidad de mirar a la realidad con ojos demasiado diferentes de aquellos de todos los demás. ¿Quién osará despreciarlo? Sólo una cierta vulgaridad a la que nos ha acostumbrado el siglo, puede hacer parecer inútiles la inquietud, la incertidumbre sin solución, la locura del loco caballero que indica el problema de fondo de la existencia, aquel de tomar la decisión de ponerse en camino y de volverse un Don Quijote de la Mancha y aceptar la desilusión, la derrota, la burla y el engaño, con tal de ennoblecer todo lo que lo rodea. Es un diseño notable: estos dos hombres – un hidalgo y un siervo – solos y juntos, caminan sobre un camino abierto. Vemos que Daumier hace de don Quijote un gracioso y elegante dardo dirigido al cielo y de Sancho Panza subraya el arte de seguir un noble caballero que no tiene, en la tierra, un lugar en el cual apoyar la cabeza, como diría el evangelio. Es un seguir que pone el camino ya en lo eterno: esta idea del diseño nos la transmite con fuerza, adentrándonos en un espacio abierto, infinito, sin panoramas, sin montañas, ni estrellas, ni flores, ni mar, ni casas, ni otro, ni otros.
¿Existe acaso en la tierra un lugar así?
Entonces, en compañía también de Sócrates, de don Quijote y de su fiel escudero Sancho Panza, el Tonalestate dialogará (al interior de la vacación de verano de la “Compañía”) con sus interlocutores poniendo, como única limitación, aquella de decir sólo aquello en lo cual creen y que viven verdaderamente, sin engañar ni engañarse. Lo hará con el ojo inocente de quien sabe que solo ennobleciéndolo, desafiando y perdonando el entorno nos volvemos hombres dignos de felicidad.
Lo hará con el valor de quien sabe que no nos debemos nunca resignar a una vida ya hecha. Lo hará con la esperanza de quien sabe que se puede, en la tierra, estar profundamente cerca, para acercarse siempre más, juntos, a la verdad.

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